El Prefecto de la

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Congregación para la Educación Católica de la Santa Sede recibió la distinción honorífica de manos del Obispo de Valparaíso y Gran Canciller de la PUCV, Monseñor Gonzalo Duarte García de Cortázar, y del rector de la Universidad, Claudio Elórtegui. En la ocasión, se refirió al rol del estudiante universitario desde la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae.
“La vida universitaria depara muchas satisfacciones. Ciertamente una de las más gratas es la que me toca asumir en estos momentos. Pronunciar ante todos ustedes, el discurso de Laudatio de su eminencia reverendísima, Cardenal Zenon Grocholewski, Prefecto de la Congregación para la Educación Católica de la Santa Sede. En este solemne acto de su investidura como Doctor Scientiae et Honoris Causa de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Monseñor, en primer término, permítame darle la bienvenida a ésta que es su casa”.
Con estas palabras del rector de la Universidad, Claudio Elórtegui, comenzó la ceremonia de investidura del Cardenal Grocholewski como Doctor Scientiae et Honoris Causa, la más alta condecoración que ofrece nuestra Casa de Estudios.
El tradicional acto fue presidido por el Gran Canciller de la PUCV y Obispo de Valparaíso, Monseñor, Gonzalo Duarte García de Cortázar; y contó con la presencia del Arzobispo de Santiago, Monseñor Ricardo Ezzati; el Nuncio Apostólico del Vaticano en Chile, Ivo Scapolo; el Vice Gran Canciller de la PUCV, presbítero Dietrich Lorenz; autoridades del Consejo Superior, miembros del Capítulo Académico; vicerrectores, decanos, directores, académicos y funcionarios, entre otros.
“Su presencia entre nosotros robustece la anhelada vinculación de nuestra Casa de Estudios con la Congregación para la Educación Católica (…) Ello en virtud de su constante preocupación por el desarrollo de esta institución de Iglesia, su decidido apoyo en la concreción de importantes hitos para la PUCV como son la condición de Universidad Pontificia, recibida por su Santidad Juan Pablo II hace justamente 10 años y la reciente creación de la Facultad Eclesiástica de Teología, así como por su cercanía con los integrantes de esta comunidad universitaria”, agregó el rector.
Monseñor Gonzalo Duarte, impuso la medalla de la PUCV y el rector Elórtegui agregó que este reconocimiento se efectúa en un entorno de fraternidad de quienes honran y congratulan a sus compañeros, en un ambiente marcadamente universitario.
EL ROL DEL ESTUDIANTE EN UNA UNIVERSIDAD CATÓLICA
Luego de realizada la investidura, el Cardenal Grocholewski efectuó la clase magistral “El Estudiante según la Ex Corde Ecclesiae”, donde se refirió al rol que debe ocupar un alumno dentro de una Universidad Católica, pero antes agradeció el reconocimiento que recibió de la PUCV.
“Valparaíso, en tu pecho austral están tatuadas la lucha, la esperanza, la solidaridad y la alegría como anclas que resisten las olas de la tierra. Con estas palabras, el poeta Pablo Neruda concluye su Oda a Valparaíso. Son afirmaciones que definen la identidad de este hermoso puerto chileno. Por ello, agradezco a Dios quien ha querido que, luego de pocos meses, regresara a esta tierra y a esta Pontificia Universidad”, agregó.
Al respecto, el Cardenal hizo un llamado a los estudiantes a ser líderes calificados y a seguir a Cristo, recordando la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae, “el estudiante de una Universidad Católica es ante todo una persona libre. En efecto dice, citando una Carta del Papa Alejandro IV, que la Universidad forma a los estudiantes, libremente reunidos con sus maestros animados todos por el mismo amor del saber”.
Pero esta libertad se relaciona con el estudiante que posee la capacidad de conocer la verdad y al mismo tiempo llega a ser libre cuando se deja guiar por la verdad en relación al bien. “No se puede hablar de libertad sin responsabilidad. El estudiante no solamente es una persona libre sino también está llamada a ser responsable.”, complementó.
Luego, el cardenal enumeró una serie de deberes que debe cumplir un estudiante universitario en una institución católica. El primero de ellos, es vivir y respetar la identidad católica de la Universidad.
“En efecto, dice la Constitución Apostólica: Los miembros católicos de la Comunidad universitaria, a su vez, están también llamados a una fidelidad personal a la Iglesia, con todo lo que esto comporta. De los miembros no católicos, en fin, se espera el respeto al carácter católico de la institución en la que prestan su servicio, mientras que la Universidad, a su vez, deberá respetar su libertad religiosa”.
Como segundo deber, se propone formar una comunidad universitaria, animada en el espíritu de Cristo, lo que viene a reforzar su carácter católico, sin olvidar el espíritu de libertad, respeto al diálogo sincero, fomentando una cultura del encuentro. “Ciertamente que la Universidad Católica no debe imponer la uniformidad en ningún nivel. Puesto que, la verdadera institución católica es aquella que busca la unidad en la diversidad. La universidad es el lugar en el que se elabora la cultura de la proximidad”.
El tercer deber de un estudiante de una Universidad Católica es adquirir una educación que armonice la riqueza del desarrollo humanístico y cultural con la formación profesional especializada. Donde se unen, entonces, humanismo y profesionalidad. “Desgraciadamente, en los últimos tiempos, se ha insistido tanto en la profesionalidad y se ha dejado a un lado, casi considerándola anticuada, la formación humanística”.
“No se puede hablar de libertad sin responsabilidad. El estudiante no solamente es una persona libre sino también está llamada a ser responsable.”, complementó.
El cuarto deber es adquirir una visión orgánica de la realidad y desarrollar un deseo incesante de progreso intelectual apoyado por la contribución de la Filosofía y de la Teología. Finalmente, el quinto deber es participar en la pastoral universitaria.
Recordando las palabras del Papa Benedicto XVI, el Cardenal Grocholewski indicó que en la universidad “siguiendo el ejemplo de Cristo, se preocuparán especialmente de los más pobres y de los que sufren a causa de las injusticias en el campo económico, social, cultural y religioso. Esta responsabilidad se ejercita, en primer lugar, en el interior de la comunidad académica, pero encuentra aplicación también fuera de ella”.
UNA AMPLIA TRAYECTORIA EN LA IGLESIA
El Cardenal Grocholewski fue ordenado sacerdote tras egresar del Seminario de la Diócesis de Poznań en Polonia en 1963. Fue nombrado Obispo Titular de Agropoli en 1982 y promovido a Arzobispo en 1991. Fue investido como Cardenal en 2001 por el Papa Juan Pablo II. Fue nombrado en 1999, Prefecto de la Congregación para la Educación Católica y es miembro de las congregaciones para la Doctrina y la Fe, para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Evangelización de los Pueblos, miembro del Consejo para los Textos Legislativos, entre otros. Es Doctor en Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Gregoriana, donde ejerció la docencia.
Ha recibido numerosas distinciones desde el Doctorado Honoris Causa en más de 15 universidades de todo el mundo. Posee la Medalla de Orden al Mérito en el grado Gran Cruz de la República de Chile, la Gran Cruz al Mérito de la República Federal de Alemania, la Cruz de Comandante con la Estrella de la Orden de Polonia, el rango de Comandante de la Orden de Palmas Académicas del Ministerio de Educación de la República de Francia, entre otras.

Gentileza de Dirección General de Vinculación con el Medio

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Cardenal Zenon Grocholewski fue investido con el grado de Doctor Scientiae et Honoris Causa de la PUCV
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