Por Eusebio Vargas Estrada, académico de la Escuela de Ingeniería Industrial PUCV

Recientemente, en los medios de comunicación se dio a conocer el pronóstico de un estudio de la Universidad de Tecnología y Diseño de Singapur (SUDT) que sugiere que Chile estaría superando la pandemia ocasionada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 hacia el mes de octubre, alimentando inmediatamente la necesidad de certidumbre que la sociedad presenta en estos momentos. Lamentablemente esto puede resultar riesgoso cuando el manejo de la información no es tan claro, y para el caso de los resultados del estudio mencionado, es importante tomar en consideración algunos aspectos cruciales.

Los gráficos de las predicciones mostrados en el trabajo de la Universidad de Singapur provienen de un modelo epidemiológico del tipo Susceptible-Infectado-Recuperado (SIR) del cual sabemos que presenta fuertes inestabilidades con respecto a los valores de los parámetros que usa.

Asimismo, la estimación de los parámetros del modelo depende directamente de la calidad de la información que se posee sobre el número de casos de infección detectados, y es claro que en este momento las cifras de los informes oficiales de los países no están exentas de problemas.

Estas incertidumbres en la estimación de los parámetros del modelo se propagan inevitablemente hacia las trayectorias de las curvas que resultan, lo que hace imposible tener predicciones confiables de las etapas intermedias y finales de la epidemia, esto es, los gráficos resultan relevantes para las fases donde se posee información, no así para el «futuro real».

Dicho de otra forma, las curvas son confiables para la «predicción del pasado» pero, como resalta el autor del estudio, son imprecisas e insuficientes para representar totalmente la realidad de nuestro mundo (compleja, cambiante y heterogénea), y es justamente esta realidad compleja la que nos ha mostrado que la dinámica del crecimiento exponencial de contagios en epidemias es intrínsecamente impredecible. El tiempo en el que el número de personas infectadas comenzará a decrecer, no puede ser calculado antes de que en realidad se alcance.

Si bien el uso de modelos es útil como apoyo para la toma de decisiones, debemos resaltar que un optimismo exacerbado basado en cualquier predicción de finalización de la actual pandemia puede ser peligroso, en tanto no se cuente con mayor conocimiento del comportamiento de este virus en seres humanos. Predecir el desarrollo de epidemias es como los pronósticos meteorológicos: más allá de dos o tres días el error puede llegar a ser enorme y las condiciones pueden cambiar. La historia nos enseña que el actuar de la sociedad determinará el comportamiento futuro de esta pandemia mientras se desarrolla una vacuna.

Opinión: ¿Puede el punto de inflexión y el final de una epidemia en expansión ser pronosticados con precisión?
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